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Tipos de piscinas más allá del cloro

Es probable que haya muchas más clases de piscinas sin cloro de las que te puedas imaginar. Quizá te suenen las piscinas naturales e incluso las de sal, pero existen todavía más. Pensando en el medio ambiente y en la sostenibilidad del planeta, en los últimos tiempos se han desarrollado varias alternativas a las tradicionales piscinas de cloro. Aunque estas opciones tienen cada vez más demanda, las de cloro continúan manteniendo la hegemonía en este sector.

  • Piscina salada: se trata de la opción más extendida entre los usuarios que optan por una piscina sin cloro, pues el procedimiento de desinfección es más natural y saludable al tener la sal como la principal sustancia desinfectante del agua.
    La desinfección del agua de una piscina de sal se ejecuta a través de un clorador salino, un dispositivo eléctrico en el que se produce un proceso de electrólisis mediante el cual el agua salada se transforma en hipoclorito sódico, este se disuelve en el agua para sanearla y vuelve a convertirse en sal.
    Alguno de los beneficios de las piscinas saladas es que no provoca afecciones ni a los usuarios de la instalación ni al entorno natural de la misma. Asimismo, el mantenimiento es más sencillo porque esta clase de piscinas sin cloro no necesitan la adición constante de sal. No obstante, las piscinas saladas también responden a condiciones específicas para garantizar su funcionamiento de forma correcta, como es mantener a más de 15º la temperatura del agua de la piscina. Si quieres utilizar un cobertor de invierno para piscina, debes prestar atención a la clase de acero con la que están fabricados, ya que para este tipo de instalación se recomienda aplicar la aleación 316L.
  • Piscina natural: en esta clase de piscinas sin cloro el proceso de filtración tiene lugar en una zona de la piscina en la que hay tierra y diversas especies de vegetación que limpian y oxigenan el agua (conocida como zona de regeneración), por lo que se trata de un procedimiento natural que no requiere la aplicación de productos químicos ni la instalación de ningún dispositivo.
    Para garantizar el buen estado de una piscina natural es necesario cuidar tanto la zona de regeneración como el entorno natural de la instalación.
Piscina natural
  • Bromo: es un producto químico que elimina algas y otros microorganismos que se encuentran en el agua de la piscina, tales como los hongos o las bacterias, gracias al eficaz sistema de esterilización que posee.
    De entrada, el bromo desarrolla la misma función que el cloro. En cambio, hay diferencias muy pequeñas a la par que importantes entre el uso de un químico y el otro.
    El beneficio más relevante del bromo es que carece de efectos secundarios a los bañistas, ya que no causa afecciones molestas como la irritación de ojos. También ofrece otras ventajas como una acción duradera a pesar de la lentitud de su disolución en la piscina y un mantenimiento más sencillo de la instalación.
    Disponible en tabletas, pastillas y guijarros, el bromo es muy utilizado en instalaciones concretas como una piscina climatizada, una piscina cubierta o un spa debido a que alcanza su máximo rendimiento cuando la temperatura del agua es superior a los 28ºC o el pH se encuentra por encima de 7’4.
    Otra de las principales diferencias entre el bromo y el cloro es que las bromaminas (combinación del bromo con sustancias orgánicas) y el bromo libre tienen una capacidad desinfectante similar, mientras que las cloraminas (fusión del cloro con sustancias orgánicas) apenas tienen capacidad de desinfección en comparación con el cloro libre.
    La mayor desventaja de este elemento es el consumo de corriente eléctrica que conlleva su aplicación y la inversión económica que supone un tratamiento con bromo.
  • Oxígeno activo (peróxido de hidrógeno): se trata de un elemento que libera oxígeno al entrar en contacto con el agua, por lo que, mediante una disolución rápida, elimina la materia orgánica deteniendo su acción y sin producir residuos contaminantes.
    Entre sus beneficios destacan que este agente no provoca daños en la infraestructura, reacciones químicas, desequilibrios en los parámetros de la piscina ni ningún tipo de afección a los bañistas.
    Por el contrario, su capacidad desinfectante es limitada, tiene un efecto poco duradero y tanto la temperatura del agua como el calor del ambiente afectan a su eficacia, por lo que requiere un mayor mantenimiento.
  • Radiación ultravioleta: este sistema es automático y consta de un reactor UV a través del cual se produce la filtración del agua antes de ser devuelta al vaso de la piscina.
    Durante el proceso, los rayos ultravioleta tipo C actúan directamente contra el ADN de los microorganismos presentes en el agua de la piscina, por lo que son capaces de destruir los gérmenes que más resistencia desarrollan frente al cloro.
    Se trata de un procedimiento eficiente y respetuoso con el medio ambiente que disminuye el uso de productos químicos y no causa daños en la infraestructura.

Piscina sin cloro

Alguna de estas alternativas todavía son grandes desconocidas para los usuarios de las piscinas, pues el cloro continúa siendo el producto más conocido y demandado para la desinfección de este tipo de instalaciones. No obstante, es importante conocer con certeza la compatibilidad entre el tipo de piscina que deseas y el lugar donde va a ser ubicada, ya que el lugar de instalación requiere unas características concretas para cada clase de piscina.

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