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¿Qué es la alcalinidad de una piscina?
Todos los parámetros de una piscina están relacionados. En consecuencia, todos ellos influyen entre sí. Por este motivo, es importante saber a qué aspecto de la piscina afecta cada uno y de qué manera su alteración repercute tanto sobre el resto de los valores como sobre el correcto funcionamiento de la instalación. En este sentido, una de las variables más desconocidas es la alcalinidad del agua en piscinas, pero no por ello es menos relevante que las demás.
La alcalinidad en piscinas es la capacidad del agua para neutralizar los ácidos, así como para resistir e incluso regular las posibles alteraciones que ha sufrido el pH de la piscina, las cuales se pueden producir a causa de diferentes factores externos. De este modo, la probabilidad de que el valor del pH sufra alguna modificación se reduce considerablemente cuanto mayor es la alcalinidad de la piscina.
Partiendo de esta definición acerca del término alcalinidad, es importante no confundir el concepto sobre la alcalinidad del agua en piscinas con otros de similar nomenclatura, como el pH alcalino, cuyo significado es completamente distinto.
Teniendo en cuenta que el pH es el parámetro que mide el nivel de acidez del agua, se denomina pH alcalino cuando el valor de este parámetro se encuentra por encima de 7 en una escala de 0 a 14.
Así pues, la alcalinidad del agua en piscinas equilibra el pH y garantiza la correcta acción de los productos químicos que interfieren en el proceso de desinfección de la instalación. Asimismo, contribuye a obstaculizar la aparición y la proliferación de microorganismos como las algas en el interior del vaso.
La causa de esta circunstancia puede tener su origen en la disolución de algunas sustancias que neutralizan los ácidos, como son los iones de carbonato, el bicarbonato o el hidróxido.
El nivel ideal de la alcalinidad en piscinas se encuentra aproximadamente entre 125 y 150 partes por millón (ppm). Por lo tanto, hablamos de una alcalinidad en piscinas alta cuando se encuentra por encima de las 175 partes por millón y, por el contrario, consideramos que la alcalinidad en piscinas es baja cuando se sitúa por debajo de las 100 partes por millón.
La función de cada producto químico, la influencia de elementos externos como la suciedad o la contaminación y la actividad de la instalación, entre otros, son algunos de los agentes cuya presencia afecta sobre cualquiera de los parámetros del agua y, por tanto, intervienen en el estado general de la piscina. Aunque es complicado evitar posibles variaciones, la mejor forma para prevenir que dichos cambios sean desmedidos es establecer una supervisión periódica.